martes, 16 de septiembre de 2014

(Ensayo, "El Socialismo del Siglo XXI", publicado en 2006)


Muy poca gente sabe lo que es el Socialismo del Siglo XXI que el Presidente Chávez Frías, propone como alternativa al capitalismo. En la búsqueda para ilustrar sobre el tema, hemos querido presentar a nuestros lectores, una visión emergente y alternativa, con el objeto de abrir el debate sobre el tema.

Estamos inmersos en una lucha histórica para refundar la república y por ende, sus anacrónicas instituciones y estructuras políticas, administrativas y jurídicas, diseñadas para una sociedad democrática de la forma en que la conocíamos como democracia representativa, hoy puesta en tela de juicio todas sus defensas tradicionales y desafiándonos a redefinirla en términos validos para el siglo XXI.

Ello ha ocasionado enormes espasmos de intransigentes reacciones de una minoría, muchos de los cuales con privilegios y respaldos burocráticos, en contraposición a los millones de ciudadanos republicanos que conforman la nación venezolana. A nadie sorprenderá que incluso los políticos más aviesos parezcan estar confundidos; muchos de ellos no han dudado en leer libros necios de política con títulos como “El Príncipe” de Maquiavelo; otros recorren sendas esotéricas o astrológicas; algunos toman cursos de liderazgo y democracia de masas, mientras otros asisten a cónclaves soterrados, como si pensaran que lo que esta sucediendo en la Venezuela de hoy, es cuestión de parapsicología o de maniobras o tácticas políticas.

Los tiempos de transición política y pacífica que corren no son normales; la refundación de la República desconocida hasta ahora y amenazadora para algunos, requiere la creación y la ruptura frecuente de las relaciones de poder en constante reajuste. Cada intento por transformar y refundar el estado, hace que la resistencia se dispare y que nuevos conflictos hagan su aparición. Algunos llegan a ver en el poder político, un pastel del que minúsculos y minoritarios grupos luchan por llevarse la mejor parte, inflamando a sus seguidores con su singular visión de la realidad.

Si esto fuera todo resultaría revolucionario, pero el proceso va más allá empujado por cambios paralelos y radicales en la naturaleza y estructura del poder político. Los más obsesionados con limitar el cambio y la transformación, pareciera no ser conscientes de lo que está pasando, no es más que una sorprendente transformación histórica.



SOCIALISMO DEL SIGLO XXI Y SOCIALISMO TRADICIONAL

El anacrónico socialismo utópico, el materialismo histórico y el socialismo de estado, son sistemas superados y obsoletas ideas que no tienen cabida en esta era digital. Durante más de un siglo, los socialistas del siglo XX y los defensores del capitalismo entablaron una enconada guerra a propósito de la propiedad privada frente a la propiedad pública y a la distribución de la riqueza, de lo que le corresponde a cada uno; muchos hombres y mujeres dejaron literalmente su vida en este empeño. Lo que ninguno imaginó fue que un nuevo sistema humano para crear riqueza hizo virtualmente obsoletos sus razonamientos; porque la forma más importante de propiedad y riqueza, ahora es intangible y a su vez inagotable, es el conocimiento y éste es uno de los principios del nuevo e innovador Estado Social, en lo que se constituye la República por mandato constitucional.

Una de las celebres frases que pasará a la historia republicana del Comandante Presidente Hugo Chávez, es “Sí queremos acabar con la pobreza y la exclusión, démosle poder al pueblo, démosle conocimiento”; darle poder a los pobres, a través del conocimiento de la educación, es la verdadera revolución que estamos presenciando en el hemisferio occidental y Venezuela es el pilar en la catedral de la nueva e inédita teoría social.

El conocimiento es la más democrática fuente de poder del siglo XXI, puesto que los pobres y los excluidos también pueden adquirirlo; el dinero no puede cambiarlo todo y en algún momento, hasta la cartera más repleta llega a vaciarse, por el contrario, esto no sucede con el conocimiento humano, siempre podemos generar más, es, al menos en principio, infinitamente ampliable.

Este nuevo y revolucionario cambio se convierte en una amenaza para el moribundo y decadente capitalismo, porque sea cual fuere el abismo que separa a los ricos de los pobres, una sima todavía mayor separa de los que tienen las armas de los que no la poseen y a los ignorantes de los instruidos.

Por debajo de este colosal proceso hay un modelo que emerge con magníficos ideales y el deseo de crear un mundo donde la prosperidad, la paz y la justicia social prevalezcan. La revolución más importante que hoy se produce en Venezuela es el auge de una nueva civilización, con un nuevo y radical sistema social en el que el Estado libera el conocimiento y moviliza a los ciudadanos.

No es una mera transferencia de poder al ciudadano, sino una verdadera transformación en las relaciones de poder entre el Estado y el Pueblo. Pero ojo, el socialismo del siglo XXI, no debe construirse sobre viejos cimientos, liderados por hombres imbuidos por una línea de pensamiento decimonónico. Hemos de esperar una lucha histórica para rehacer y refundar nuestras instituciones políticas y volverlas congruentes con el inédito socialismo del siglo XXI que adelantamos.



SOCIALISMO DEL SIGLO XXI Y SISTEMA DEMOCRÁTICO

La democracia no es un orden fijo, es un proceso en continuo cambio que se enfrenta ahora mismo a su verdadero destino, lo que llamó Ilya Prigogine, fisicoquímico ganador del premio novel “el punto de bifurcación” en que un sistema salta a un nivel superior de organización ó se desintegra por completo.

La democracia como sistema político, no predica unas formas preestablecidas. Como sistema pluralista cabe, dentro de su estructura, una gran variedad de formas de gobierno; lo que importa al sistema democrático es garantizar la libre emisión de las ideas, el respeto a los derechos humanos, la libertad de investigación científica, el desarrollo económico, la elevación del nivel del pueblo y la dignidad del hombre, entendida esta en su magnitud espiritual y material, en fin la Justicia social; lo que interesa a un sistema democrático es preservar esos principios, independientemente de las instituciones que se adopten.

La democracia participativa contemporánea aparece como un sistema que propicia la creación de instituciones lo suficientemente fuertes y ágiles que permiten la participación efectiva del pueblo en las decisiones políticas y en los productos del desarrollo económico, eso es el socialismo del siglo XXI. Además, la democracia representativa y la democracia participativa son dos realidades psicológicas diferentes. El sistema de participación cree en el ciudadano, en la igualdad, la discusión, en el dialogo, en la libertad, en el pluralismo. El sistema representativo, mantiene la hegemonía de los partidos políticos y la exclusión de otros en el proceso político, el monopolio de la representación democrática y de la participación política.

Vemos como la actitud de dirigentes democráticos de América Latina denunciando los fracasos de la democracia representativa, propicia la búsqueda de alternativas capaces de analizar con afán nacionalista las instituciones políticas de nuestros pueblos a fin de proponer audaces transformaciones que permitan saltar los escalones que nos separan de las sociedades industrializadas. El progreso y el desarrollo de la Nación no vendrán dado por instituciones importadas de los países desarrollados ni por la vuelta a instituciones o sistemas tradicionales y obsoletos ya superados. La experiencia venezolana, después de más de cuarenta años de democracia representativa, debe constituir el símbolo más patente de que ese no era el camino que conduciría a la liberación social, política y económica del pueblo.

En estos pocos años de la vigencia, promulgación y declaración constitucional de la democracia de participación y protagonismo popular, se ha acumulado alguna experiencia para reflexionar seriamente sobre el destino político del país, sobre la búsqueda de ese socialismo de la nueva era.



SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, ¿INVENTO VENEZOLANO?

¡Que inventen ellos!, dijo quién por otros muchos motivos puede considerarse entre las inteligencias más esclarecidas de nuestra cultura hispana, a la que quiso atribuirle una exclusiva misión contemplativa, dejando para otros pueblos las facultades de invención. ¡Que inventen ellos!, parecen decir algunos venezolanos, hombres y mujeres para quienes la facultad de invención pertenece solo al campo de las ciencias físicas y experimentales.

Sí unas generaciones nacen para crear y otras para mantener las instituciones sociales, políticas, jurídicas y económicas de una República, no existe duda ninguna, que la generación de hoy, tiene sobre sus hombros la magna y extraordinaria tarea de reconstituir, reorganizar y reinventar el nuevo Estado venezolano. La evolución de la contemporánea sociedad venezolana con su aceleradísimo dinamismo institucional en todos sus ordenes, es lo que nos permite descubrir que en nuestro país, efectivamente se esta desarrollando ante nuestros ojos y ante la natural reacción al cambio de algunos, una verdadera Re-evolución; Aceleramiento evolutivo que ha quedado plasmado en el Preámbulo Constitucional, al disponer como una de las principales motivaciones el fin Supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica.

Siguiendo con el recuerdo de la novela de García Márquez, allí encontramos qué “…éste es el gran invento de nuestro tiempo”, le recordó el Coronel Aureliano Buendía, la frase de su padre José Arcadio, justo frente al pelotón de fusilamiento; y ante dramática circunstancia, le vino a la memoria la tarde en que el fundador de Macondo, lo llevó a conocer el hielo y la exclamó con solemnidad con la mano tendida sobre el témpano de hielo: “Este es el gran invento de nuestro tiempo”. Ante esta inocente expresión, con parecida ingenuidad, alguien pudiera preguntarse cuál sería el invento político, social, económico y jurídico de nuestro tiempo; seis años después, a nadie puede caberle duda que tal privilegio lo tiene el pueblo venezolano frente a sus ojos, el socialismo del siglo XXI.

Frente a esta enorme, a veces incomprendida y cruda realidad, nos queda la esperanza que esta reflexión dará lugar a una más trascendente: la obligante reflexión que ha de hacerse todo ciudadano republicano sobre la necesidad de encaminar sus esfuerzos, de dirigir sus actos y de ordenar sus pensamientos a la reconstrucción y reinvención de una sociedad democrática más justa y solidaria, hecha a la medida de la eminente dignidad del ser humano; y si esta fue la obligación que tuvo el hombre en todas las épocas, nunca como hoy se esta presentando en términos tan perentorios; por cierto, este dilema fue expresado en palabras simples, graves y terribles por Martín Luther King: “O aprendemos a vivir todos juntos como hermanos o habremos de morir todos juntos como idiotas”.


SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.
Un concepto aproximado

El Socialismo del siglo XXI no es más que el deseo de crear un mundo en el que la prosperidad, la abundancia, la paz y la justicia social prevalezcan; un fin noble y compartido por cualquier ser humano y en todas las épocas.

Es necesario tener conciencia que la principal contienda política que se avecina no será como muchos se imaginan entre la izquierda y la derecha, sino entre los admiradores de la cuarta república y sus valores, por una parte, y las fuerzas del ideario Bolivariano, la ética y la moral republicana, por la otra.


A CONOCER EL PENSAMIENTO DE HUGO CHAVEZ

Es una necesidad ahondar en los escritos y documentos compilados por el Comandante Hugo Chávez desde sus inicios, allí encontraremos muchos de los principios y bases del ideario Bolivariano que inspiran el socialismo del siglo XXI. No olvidemos releer los diez objetivos estratégicos del salto adelante, igualmente producidos por el Presidente.

San Cristóbal. Táchira. Venezuela. 2006

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