sábado, 15 de octubre de 2016



“No hay conflicto de poder en Venezuela, sólo una rama del poder público está en crisis existencial”

Ponencia del abogado constitucionalista: 
Euclides Quevedo



Nos han pedido que participemos en este conversatorio sobre la constitucionalidad de las decisiones recientes de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de la República, debido a la confusión que se ha podido observar en algunos abogados, juristas e investigadores de la ciencia del derecho, y sobre todo en quienes durante muchas décadas de estudio y cátedra jurídica, abogados con un supuesto prestigio en el foro, están hoy en la acera del frente de la ciencia jurídica de izquierda.

Debemos comenzar por hacer una sucinta relación de cuanto abarca esta discusión constitucional. En primer lugar es obvio que debemos empezar por conocer porqué de la supuesta crisis política en nuestro país; en segundo lugar, debemos persuadirnos que está sucediendo en nuestra sociedad, luego de la promulgación por referendo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; en tercer lugar, y muy importante, qué tiene de novedoso la Constitución Bolivariana, en relación al Estado, a la sociedad y al derecho; y por último, la necesidad imperiosa de promover lo nuevo con entusiasmo, lo novedoso de la teoría constitucional propuesta en la norma suprema, para lograr un entorno social y jurídico favorable, porque de lo contrario, estas nuevas ideas independientemente de sus fuerzas para atraer y convencer a nuevos iniciados, no contarán con el clima favorable para soportar la critica y presión ejercida por quienes mayoritariamente sostienen el viejo paradigma que debe ser reemplazada por la norma constitucional vigente.

Así tenemos que, cuando el presidente Hugo Chávez en 1999 presentó ante la Asamblea Nacional Constituyente, el proyecto de Constitución Bolivariana, nunca imaginó que quedaría registrado en la historia constitucional venezolana y en el nuevo constitucionalismo latinoamericano, como el pionero, el transformador y quien enterró el viejo paradigma constitucional del estado y del derecho liberal burgués hasta ese momento vigente. 

Jamás se imaginó el comandante presidente Hugo Chávez, que estaba constitucionalizando el derecho, que estaba transformando la ciencia del derecho, que estaba introduciendo un nuevo paradigma en la sociedad venezolana, en el derecho y en el Estado, una nueva visión de ver y concebir las instituciones. 

Ya sabemos que es común que quienes introducen nuevos paradigmas sean ajenos a la ciencia que transforma, no son miembros de la comunidad de la disciplina del paradigma establecido, de hecho el Comandante Hugo Chávez no era abogado, y era evidente que no estaba comprometido con el viejo paradigma, no tenía nada que perder introduciendo el nuevo paradigma.

Hay una frase de profundo contenido social que por obvia, a veces pasa desapercibida, por cuanto se da como un hecho y esa frase se encuentra en el preámbulo de nuestra Constitución Bolivariana, que dice: “…con el fin supremo de refundar la República, para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica…” . Estas tres palabras que conforman la proposición “refundar la República”, es una propuesta de contenido existencial, y desde el punto de vista constitucional, una verdadera transformación del derecho, del Estado y de la sociedad venezolana; no es más que un mandato para rehacer la República para que sus instituciones respondan al ciudadano conforme a su derecho, que tienen derecho a exigir su cumplimento, y esa “refundación de la República”, es una verdadera voluntad popular.

Pero hay más, en una concentración en la céntrica avenida Bolívar de caracas, en junio del 2007, el comandante presidente Hugo Chávez, ante ciento de miles de personas congregadas, expresó: 
“Por eso, es que voy a valerme del pensamiento, de algunas de las ideas de ese gran pensador revolucionario italiano, Antonio Gramsci, para hacer una reflexión sobre el momento que estamos viviendo”. “Una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero tampoco termina de nacer“. “En el tiempo y en espacio donde esto ocurre, ahí se presenta una auténtica crisis orgánica, crisis histórica, crisis total”. “Aquí en Venezuela no lo olvidemos, desde hace varios años estamos en una verdadera crisis orgánica, una verdadera crisis gramsciana, una crisis histórica. Lo que está muriendo se niega a morir y todavía no termina de morir y lo que está naciendo tampoco ha terminado de nacer”. “Estamos en el epicentro de la crisis, buena parte de los años por venir formarán parte de esa crisis histórica hasta que no muera definitivamente la IV República y nazca plenamente la V, la República socialista y bolivariana de Venezuela”. 

Sin darse cuenta el presidente Hugo Chávez, se estaba refiriendo a que efectivamente en Venezuela está ocurriendo una verdadera “revolución científica” específicamente en la ciencia del derecho y en la ciencia política hasta ese momento desconocida; entendiendo “revolución científica” según lo expresado por Thomas Kuhn, físico y filosofo norteamericano, allá por los años sesenta: “toda disciplina surge siempre de un proceso donde el paradigma anterior es cuestionado, para poder poner en vigor un nuevo paradigma; ese periodo de tiempo en el que el paradigma anterior se cuestiona, con la finalidad de poner en vigor un nuevo paradigma, se denomina, dice Kuhn, una “revolución científica”.

La ciencia, es el postulado de Kuhn, evoluciona por un conjunto de revoluciones científicas, que se van dando a lo largo de la historia y ese conjunto de revoluciones científicas, no consisten sino en un sucesivo cambio de paradigmas.

Entonces, la manera de concebir el derecho, el Estado y la sociedad venezolana, actualmente es radicalmente distinta, porque se considera esta manera de ver al Estado y al derecho como ruptura de lo anterior, lo cual mal hacemos en continuar diciendo que defendemos por ejemplo, el estado de derecho, cuando el estado de derecho permitió las atrocidades que permitió, como el holocausto alemán en la II Guerra Mundial; lo correcto debemos decir más bien, que salimos en defensa del Estado constitucional y no del estado de derecho.

Retomando, el comentario de aquel acto público en la avenida Bolívar, decía el comandante presidente Hugo Chávez: “Estamos en el epicentro de la crisis, buena parte de los años por venir formarán parte de esa crisis histórica hasta que no muera definitivamente la IV República y nazca plenamente la V, la República socialista y bolivariana de Venezuela”. 

Con toda claridad, intuía Hugo Chávez, que estaba rompiendo el viejo paradigma del derecho y del estado liberal burgués, el viejo paradigma del estado de derecho, el viejo paradigma de la democracia representativa, el viejo paradigma del imperio de la ley, el viejo paradigma de separación de poderes, el viejo paradigma del estado federal y descentralizado, el viejo paradigma del parlamentarismo propio del liberalismo medieval, entre muchos otros paradigmas.

Hoy con orgullo somos pioneros en América latina, luego en Bolivia y más tarde en Ecuador, en la implantación de los nuevos paradigmas, como seria el desarrollo de la cláusula del articulo 2º constitucional, un Estado democrático, un Estado social, un Estado constitucional y un Estado de justicia, que tienen profundos contenidos de justicia social y de dignificación del ser humano y su entorno el ecosistema; el concepto de igualdad, no la igualdad ante la ley y ante la política, sino la igualdad de las condiciones de vida de las personas, la democracia participativa y protagónica, el imperio de la constitución, la cooperación entre las ramas del poder público, la importancia, en el caso venezolano, de los árbitros políticos como el CNE y el árbitro jurídico como el TSJ, que además adquiere la potestad de legislar en negativo o en positivo, tanto como el poder ejecutivo que produce normas jurídicas, en uso de la habilitante o en estado de excepción previsto en la Constitución Bolivariana, y lo más importante en materia de iniciativa legislativa, el poder popular que puede hacer la norma y aprobarla en referendo, ya no es la rama legislativa la que tenía el monopolio en la elaboración de la norma y eso no es más que un cambio de paradigma. 

Estas transformaciones profundas, efectivamente son el epicentro de la falsa crisis, porque no es una crisis política, ni social, ni jurídica, ni confrontación de ramas que conforman el poder público, y menos aún, que el poder judicial, como árbitro jurídico, convalide todos los actos del poder ejecutivo; lo que efectivamente está sucediendo, es que estamos ante una verdadera revolución científica, no estamos en crisis que es en todo caso un evento coyuntural, porque lo que estamos viviendo son cambios profundos, en el derecho, en el Estado y en la sociedad venezolana, que trae consecuencias trascendentales que van más allá de una crisis, y esto es, una revolución paradigmática.

Hoy, las tensiones que se suscitan entre las ramas del poder público, que son amplificadas por los medios de comunicación social, no son más que tensiones propias del desconocimiento de los nuevos paradigmas que nos cobijan, de parte de una sola rama del poder público, en este caso, de la rama legislativa, como es la asamblea nacional o parlamento, que está reacia ha aceptar lo nuevo, ese temor reverencial y esa reacción al cambio, sus voceros cegados por el viejo paradigma del parlamentarismo, que no han podido superar por no comprender lo nuevo y por estar aferrados defendiendo los obsoletos paradigmas medievales.

Por supuesto que el reemplazo de un paradigma por otro es presentado como un asunto contradictorio, de enfrentamiento y tensión entre los defensores del paradigma prevaleciente y los apologistas del nuevo, y por supuesto puede generar un alto nivel de conflicto académico; en esta debilidad debemos ser sumamente críticos, en nuestro país el cambio de paradigma constitucional no ha alcanzado significativos progresos en la comunidad jurídica, en los estudios jurídicos, en los abogados, en los juristas e investigadores de la ciencia del derecho, en las universidades de la revolución, exceptuando por supuesto al TSJ que por fortuna tiene claridad meridiana de los paradigmas constitucionales. No hemos visto, hasta ahora, cursos de grado y postgrado de la transformación del derecho, de la constitucionalización del derecho, de la fusión de la ciencia política y el constitucionalismo, de la jurisdicción normativa, del activismo judicial, entre muchos otros temas, no hemos visto revistas especializadas, comunidades de académicos que se encarguen de este tema por demás básico para entender lo que esta pasando en la República, necesario es un caudal creciente de estudios y publicaciones, para llegar a ver muy pronto que un abogado defienda un caso constitucional argumentando según el nuevo paradigma. Como fortaleza tenemos que esto si ocurre en los tribunales que lo usan para fundamentar sus sentencias.

En fin, en nuestra sociedad venezolana, no existe ninguna crisis, como lo ha querido hacer ver el poder ideológico de los medios de comunicación, en su manipulación de la mente humana; lo que verdaderamente existe es una crisis existencial de una rama del poder público que feneció dentro de la estructura constitucional y que se resiste a asumir el nuevo paradigma constitucional, caracterizada este parlamento por un profundo cuestionamiento, cuando han perdido su protagonismo propio del parlamentarismo medieval, cuando se ha cuestionado su validez, su desgaste en el tiempo, amen de su deslegitimidad en su desempeño, por sus actos y decisiones fuera del marco constitucional que hoy nos cobija.

Debo finalizar llamando la atención sobre la necesidad de llevar a la práctica un mandato, una orden como es el artículo 108º constitucional, que obliga a los medios de comunicación social en la formación ciudadana, y en ella a la cultura constitucional, que debe llegar hasta el último ciudadano de la vereda, de la cuadra, del barrio, de la urbanización popular, en fin empoderar constitucionalmente al sujeto constitucional de este nuevo paradigma de dignificación del ser humano, que nos legó el comandante presidente Hugo Chávez, para el disfrute y la búsqueda del bien ser, del bien tener y el bien estar, para alcanzar la suprema felicidad posible, como bien lo manda el Estado de Justicia que nos cobija, según nuestra suprema norma constitucional.

Muchas gracias.

Articulo complementario:

"Ante desacato y estado de rebeldía TSJ asume..."

San Cristóbal, 13 de octubre 2016.



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