sábado, 5 de noviembre de 2016



Formación y cultura constitucional

ASAMBLEA NACIONAL REFUGIO DEL CAPITALISMO

Euclides Quevedo Abril
Abogado constitucionalista

Plantear en estos momentos el cambio de paradigmas producidos en el Estado, en la sociedad y en la ciencia del derecho venezolano, a partir de la aprobación y promulgación por referendo de la Constitución Bolivariana, es absolutamente medular, porque de ello pueden depender los cambios y las transformaciones que se produzcan ahora y en el futuro, que decidirán la estabilidad democrática, social y económica de la República.

En este contexto, la democracia representativa en extinción, cuyo núcleo duro es el parlamento, el congreso, el poder legislativo, y en nuestro caso la Asamblea Nacional, es inmanente al capitalismo o neoliberalismo, hoy dando la batalla para sobrevivir luego de la pérdida del monopolio en la elaboración de la ley, de la extinción del imperio de la ley como elemento del paradigma que refleja una verdadera transformación histórica, tal como repetía el presidente Hugo Chávez, parafraseando a Antonio Gramsci: “Una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero tampoco termina de nacer“.

Sabemos que el capitalismo o neoliberalismo, se extendió a todos los sectores de las complejas sociedades de hoy, no sólo en el ámbito económico, apoderándoselo, sino que además, se extendió a sectores que no había abarcado nunca; hoy debemos hablar de un capitalismo que se extiende a la cultura, al ecosistema, y particularmente se apoderó de la ciencia del derecho; no hay acción humana que no se explique en el capitalismo, que utiliza los conceptos, las categorías para hacerlos compatibles con el sistema de dominación y particularmente con la democracia representativa, nunca antes cuestionada como ahora, como paradigma del extinto Estado y derecho liberal burgués. 

En el ámbito de la democracia y sobre todo en la moribunda democracia representativa que no termina de morir, tomada por el capitalismo a tal extremo que hoy es su emblema, su refugio, su etiqueta, es el requisito para estar dentro del neoliberalismo y es el arma para combatir a quienes atacan el sistema capitalista, tildándoles de anti demócratas. 

Los mecanismos utilizados por el neoliberalismo, identifican la democracia con la democracia representativa, su gran paraguas legitimador, imponiendo que se reconozca capitalismo con democracia, que haya una correspondencia del mismo con la economía de mercado en el orden económico, estableciendo que la democracia representativa y economía de libre mercado es la democracia natural, es el orden natural, es lo natural.

Ese mecanismo que utiliza el capitalismo como la identificación de la democracia representativa con la democracia, sin más, sin ninguna referencia, sin ninguna precisión, no tiene más remedio que transformarla y deformarla para hacerla funcional a sus bastardos intereses, impulsando a la democracia participativa y protagónica ha profundizar la “democracia” en términos perentorios, para hacerla compatible con los fundamentos, fines, valores y principios constitucionales que nos cobijan bajo el manto de la Constitución Bolivariana vigente, amen de avanzar en la profundización de la organización comunitaria, la transformación de la relaciones sociales, en la organización horizontal de participación ciudadana de creación colectiva.

Pero esa “democracia” que tiene en si misma la democracia representativa, le ha planteado dificultades al capitalismo, como la serie de conflictos sociales y económicos que ha causado a lo interno de los países, demostrando así la habilidad de la democracia representativa a pesar de su débil fundamentación teórica y su ductibilidad, su maleabilidad, con mecanismos sofisticados que la ciencia política liberal se ha encargado de desarrollar, para imponer la democracia del grupo dominante, la democracia como un filtro, una minoría representada democráticamente a través de los parlamentos, congresos o legislativos, con la única finalidad de construir un andamiaje legislativo, un ordenamiento jurídico interno que sustente sus ambiciones de libre mercado o neoliberales, de recomposición del mercado, como mecanismo de subsistencia.

Así tenemos que el capitalismo presiona a través de los órganos legislativos que le son afines a sus ideales liberales de dominación sustentándolos en la democracia representativa para defender sus intereses; hoy en nuestro país, el capitalismo presiona a la democracia y por ende al Estado, a través de una rama del poder público, buscando la quiebra de la constitución, la quiebra del Estado; se aprecian con claridad al sancionar proyectos de leyes cónsonos con el capitalismo, a pesar de ir contra el orden constitucional, tanto como la presión que ejerce sobre la sociedad en el orden económico a sabiendas que una sociedad debilitada es propensa a la disociación sicótica, propensa a las imágenes, a los iconos, a las amenazas, al método paralizante haciendo de las relaciones sociales y laborales, relaciones de puro comer, al viejo estilo de capitalismo feudal de coacción extraeconómica, produciendo una depauperación de la sociedad; la democracia representativa así configurada, la presentan como natural, como el fin de la historia en el orden democrático.

No en vano, el imperialismo norteamericano, bastión del capitalismo, declaró al Estado venezolano como “una amenaza inusual y extraordinaria”, una verdadera amenaza al constituirse la República Bolivariana de Venezuela como un Estado Social, que en palabras del filosofo estadunidense Noam Chomsky, en Roma, Italia en el Festival de la Ciencia en el 2014: expresó “…existe un esfuerzo sostenido para destruir el Estado social…”, el lingüista también se refirió al neoliberalismo como “…un gran ataque contra la población mundial, el más grande ataque ocurrido en los últimos 40 años…”. Para el capitalismo no es más que un mal ejemplo para lo pueblos de la región que buscan afanosamente la justicia social, que pueden y deben asumir y constitucionalizar ese Estado social, como bien lo hizo Ecuador en el 2008 y Bolivia en el 2009.

Hoy vemos con toda claridad, un capitalismo que presiona sobre el orden constitucional vigente, sobre el Estado constitucional al desprestigiar y vituperar las demás ramas del poder público, presiona sobre la sociedad misma llevándola a su depauperación o empobrecimiento en el orden económico y presiona sobre la constitucionalidad del orden democrático a través de la Asamblea Nacional o poder legislativo rémora de la democracia representativa, tratando de llevar la primacía de los intereses del capitalismo, en un intento pueril por destruir los principios básicos del estado social, del estado democrático, del estado constitucional y del estado de justicia en lo que se ha constituido la República por mandato constitucional desde el año 1999, y del que no queda mayor corresponsabilidad ciudadana que defender con sentimiento patriótico el inédito legado de quien introdujo los nuevos paradigmas constitucionales, el comandante presidente Hugo Chávez y la soberanía, la independencia y autodeterminación como legado de El Libertador Simón Bolívar


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