viernes, 3 de marzo de 2017


FORMACIÓN Y CULTURA CONSTITUCIONAL
Abogado constitucionalista
Euclides Quevedo


PSUV: ESCUELA DE FORMACIÓN Y CULTURA CONSTITUCIONAL 

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es sin duda ninguna, la organización con fines políticos con mayor número de militantes de Latinoamérica con más de siete millones de ciudadanos inscritos, así como simpatizantes y amigos, la más grande de Venezuela. Es la principal fuerza política, social y cultural del país, la entidad con el más alto grado de organización, con un líder fundamental como Hugo Chávez y su enorme legado, con autoridades reconocidas el presidente obrero Nicolás Maduro, con ideología, doctrina, simbología, narrativas, discursos, estatutos, normas y disposiciones políticas de las más avanzadas del mundo y además con la mayor simpatía política del país.

Al mismo tiempo, el PSUV es una poderosa maquinaria de engranaje electoral, como también la cantera más importante de producción, soporte y plataforma de gobierno, de donde emergen los cuadros políticos que ocupan cargos en el Estado o integran la reserva; donde convergen la actuación simultánea de tres generaciones que hoy protagonizan la Revolución Bolivariana: la generación histórica con la autoridad ética, moral y política emanada de su sacrificio y madurez, aquella rebelión del 4 de febrero 1992, la generación intermedia con el aval del papel desempeñado en la consolidación y el desarrollo de la Revolución Bolivariana y la generación joven con su vitalidad, ímpetu, desarrollo intelectual y aliento renovador, que asegura hoy el presente y el mañana de la transformación histórica emprendida a partir de la aprobación por referendo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999 de la mano del comandante presidente Hugo Chávez, su mentor.

En este contexto, el PSUV tiene como objetivo primordial brindar a sus militantes cuadros políticos y reservas la posibilidad de contar con una Escuela de Formación Política e Ideológica, que permite interpretar el pensamiento y las valoraciones de sus Congresos Políticos y decisiones adoptadas en los mismos, de reflexiones que puedan ser aplicadas a las condiciones concretas de cada momento y lugar; este perfeccionamiento institucional del PSUV a través de la formación que se fragua en el trabajo diario, en la lucha diaria en el combate ideológico y político en la defensa de la patria, de su independencia y en la búsqueda de la ética, el espíritu, la experiencia de la revolución Bolivariana para encontrar continuidad y desarrollo, debe ir de la mano de una cultura constitucional como base de sustentación que permite lograr el equilibrio entre la axiología constitucional y el accionar del cuadro político revolucionario constituyendo un verdadero desafío en esa labor de formación política e ideológica. 

Esta preparación y superación como proceso pedagógico sistemático y continúo de formación y desarrollo de los cuadros y reservas a todos los niveles, no estaría completo sino se tienen en cuenta también los problemas de conocimiento e información integral de los líderes y dirigentes del poder popular y de las vocerías regionales y parroquiales que pudieran impedir avanzar con mayor celeridad, por cuanto el mayor o menor avance de estas trasformaciones y cambios en marcha, dependen básicamente de la labor de nuestros dirigentes, delegados y voceros, porque no puede haber brecha entre nuestros voceros y pueblo, que deben tener una metódica comunicación e identificación con la gente, con la población, como elementos esenciales para garantizar la unidad de acción y la fortaleza del poder revolucionario.

Esa formación en el conocimiento y la información político-ideológica, debe tener como base, como aditamento lo jurídico, como cultura general e integral la comprensión de conocimientos indispensables para elevar su cultura constitucional; cultura constitucional que permite elevar la consciencia sobre una base sólida, no sólo de los distintos paradigmas hoy vigentes gracias a la Constitución Bolivariana, que no se agota con el conocimiento de su articulado, sino profundizar en los principios, valores, fundamentos y postulados constitucionales permitiendo ver con claridad meridiana la acelerada transformación, cambios en lo que estamos inmersos, el emergente y nuevo sujeto histórico social como novel paradigma constitucional.

Es una necesidad comprender y asimilar los nuevos paradigmas constitucionales que transformaron la ciencia del derecho, la sociedad y el Estado venezolano: la verdadera democracia, ya no debe entenderse como la participación sólo de los partidos políticos o partidocracia en uso de la extinta representación política, sino que ejerciendo la soberanía el pueblo participa directamente, sin intermediación, llamada democracia participativa y protagónica, donde la delegación y la vocería reflejan el sentir de lo comunitario, de lo social. 

En la ciencia del derecho tenemos que ha sido mayor el cambio de ver el mundo jurídico, ya no es un estado de derecho donde imperaba la ley, ahora es un Estado Constitucional dando primacía a la norma constitucional de ejecución inmediata; ya no existe separación de poderes, ahora es cooperación y colaboración entre las ramas del poder público; no existe el imperio de la ley, ahora es el imperio de la constitución; la asamblea nacional, parlamento o legislativo, al derrumbarse el imperio de la ley, ya no tiene la importancia que tuvo en el siglo XIX, aquel extinto parlamentarismo, ahora las normas son producidas por el Ejecutivo, el Electoral, el TSJ y el poder popular que puede aprobarlas por referendo.

Pero además, esta cultura constitucional permite llegar al fondo sobre los procesos en marcha referidos particularmente a la concepción del poder constituyente originario, doctrina y tesis constitucional promovida y original del comandante presidente Hugo Chávez, conocida como “Dinámica del Poder Constituyente Originario Permanente”, asumida también en la República de Ecuador en el 2008, e inmediatamente en el Estado Plurinacional de Bolivia en el 2009, que dan nacimiento a la doctrina del nuevo constitucionalismo latinoamericano y doctrina como base de sustentación del poder popular de la República, la democracia participativa y protagónica, permitiendo visualizar de manera clara y llana su estrecha relación con la construcción del Estado Comunal, de lo común, de lo comunitario, de lo colectivo, y más importante aún, el contenido de ese Estado Comunal y su proyección jurídico constitucional, para hacer realidad una necesidad existencial de la población venezolana, al permitir que el discurso, la narrativa política e ideológica, adosada al argumento constitucional, llegue a persuadir, explicar y convencer a la población entera que el capitalismo se construye con la destrucción de lo común, de lo comunitario y que lo comunal debe seguir su construcción inversamente, debe sustentarse sobre la destrucción del capitalismo, como mandato constitucional y propósito en la construcción del socialismo del Siglo XXI, que será en última instancia escudo protector visualizado por Hugo Chávez para salvación de la especie humana, y en particular de la población venezolana, habida cuenta de la latente arremetida imperial contra un Estado que administra y es dueño del mayor reservorio petrolífero del planeta y sus enormes reservas auríferas de América, amén de los temores fundados de la posible arremetida imperial del nuevo inquilino de la casa blanca estadounidense, en sus intentos por mantener la supervivencia del decadente capitalismo a costa de la expropiación manu militari o por la fuerza de tan preciados recursos.

Así las cosas, es una imperiosa necesidad política, que en la formación ideológica del PSUV, se comience a estudiar, analizar, estos nuevos paradigmas que son inmanentes a la Constitución Bolivariana y que algunos compatriotas copartidarios no hemos sabido explicar para la comprensión del común de los ciudadanos, de la gente que deben asimilarlos para defenderlos en cualquier espacio y en cualquier tiempo.

Esa socialización de esta nueva manera de ver el mundo, el derecho, la nueva sociedad que impone la Constitución Bolivariana, es una urgente necesidad para la defensa de la Revolución y para una verdadera búsqueda del bien ser, del bien tener y del bien estar, y de la felicidad y la satisfacción de las necesidades de un pueblo que busca la justicia social y el respeto a la dignidad humana del ciudadano de nuestra Patria como máximas constitucionales.