ESTADO COMUNAL COMO POTENCIAL CONSTITUYENTE
Euclides Quevedo
Una de las debilidades, limitaciones u obstáculos en el momento actual que vive la República, es precisamente la necesidad de implementar y profundizar en el lenguaje, en los nuevos códigos, en las nuevas claves, en la narrativa, en el discurso, en el relato, como bien insistía nuestro comandante Presidente Hugo Chávez.
Esa intersubjetividad chavista, de cualidad identitaria, con códigos propios, con visión multiversa propia, sobre la política, la economía, la sociedad y la cultura, o como lo define Yarisma Unda un “imaginario” definido, conjugado y construido alrededor de la figura de Chávez, es el devenir político nacional y la interpretación popular de la vida en el contexto político de la Revolución Bolivariana.
Y esto no es más que propender a la utilización de un lenguaje propio, una narrativa, un relato dejado como legado por Hugo Chávez, y que es determinante en la construcción de la hegemonía cultural de la Revolución Bolivariana.
Pero es de suma importancia, hacer claridad sobre lo que significa el Socialismo Bolivariano y su contraparte el capitalismo, el neoliberalismo, la globalización o liberalismo; claridad que debemos argumentar, fundamentar con todos los elementos de persuasión y donde tenemos como fortaleza y enorme ventaja contar con argumentos irrebatibles como bien lo manifiesta un economista conservador austro-norteamericano.
Decía Joseph Schumpeter economista austro-yanqui del Siglo XX, - que la izquierda había subestimado la capacidad de persuasión de una de las mejores razones que pueden aducirse en favor del control público del capital productivo -; “…uno de los argumentos más poderosos y difíciles de rebatir”– sugirió - es el de que la propiedad pública produce beneficios, lo que significa que la captación de ingresos públicos no tiene que depender sólo de los impuestos; pues es así, el socialismo tiene argumentos irrebatibles, no sólo en lo teórico constitucional, sino en lo pragmático de la ciencia política.
En este contexto bien lo decía Vladimir Lenin: “…no hay práctica revolucionaria, sin teoría revolucionaria y a la inversa…”, pero también Hugo Chávez, que nos deja un deslumbrante legado, insistía en “convencer” con argumentos, con fundamentos y para ello debemos ir a lo grueso, a lo profundo, al origen de las cosas, a la raíz para comprender, entender e interpretar los nuevos paradigmas vigentes poco debatidos, para así tomar consciencia de nuestro devenir histórico y propender la defensa sin medias tintas del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI que está en pleno desarrollo, de la mano del jefe de Estado Nicolás Maduro que ha tenido la responsabilidad de impulsar la creatividad tecnológica, proteger los recursos naturales de la Patria y realizar la plena inclusión social de la población venezolana.
Desde el ángulo del constitucionalismo critico y el nuevo constitucionalismo latinoamericano, hay un planteamiento que algunos no han comprendido, tal vez por falta de información, el Estado Comunal como cultura comunitaria ha venido avanzando y hoy podemos decir que llegó la hora de su constitucionalización.
La cultura comunitaria, tempranamente promovida, auspiciada por el comandante presidente Hugo Chávez, ya es un hecho social internalizado en la población, con una arquitectura legislativa que la sustenta y sobre todo la consciencia en las bases populares de su necesidad para la organización social.
El pleno funcionamiento del poder constituyente hoy, debe girar la vista hacia un ámbito de extraordinaria importancia como el Estado Comunal, ese otro modo de producción social que avanza indetenible, esa relocalización social de la economía solidaria.
Necesario son otras y nuevas estructuras constitucionales, porque la lógica productiva de lo comunal tiene una naturaleza jurídico política del derecho, porque lo comunal se construye en base a esta vinculación jurídico política de manera simultánea y existencial, inseparable lo jurídico de lo político; todo esto tiene un carácter constituyente, un factor constituyente que rompe con el constitucionalismo convencional, conservador, elitesco, liberal en el que estamos inmersos.
Es dar un paso al frente y dejar aquel monismo legal propio del estado liberal burgués, al pluralismo cultural, donde se aceptan creencias y teorías más allá de la perspectiva positivista.
No es más que reconocer la existencia de personas portadoras de cosmovisiones distintas, con visión diferente sobre democracia directa, participativa y protagónica, del buen vivir comunitario, de la justicia alternativa, y todos aquellos ejemplos de transformaciones del sistema productivo, reivindicando el papel del pueblo llano.
Es reconocer formas creadas por las comunidades urbanas y periurbanas excluidas para que se doten de mecanismos autónomos de regulación ante la ausencia relativa, la insuficiencia o precariedad del derecho estatal.
Estado comunal que contiene nuevas fuerzas productivas, como elemento objetivo, los bienes comunales como medios productivos, la lucha por esos bienes comunitarios, dentro ellos los espacios urbanos y huertos comunales y las prácticas comunitarias como la producción comunal, el mercado comunitario y el consumo comunal como elementos subjetivos, todo ello conforme al pensamiento de Hugo Chávez, como legado para la organización social y comunitaria de la Patria.
No es más que constitucionalizar una forma más de pluralismo, presupuesto del pluralismo cultural y jurídico, como causa de la expresión del paso del monismo legal al pluralismo, un derecho realmente intercultural ya hecho una realidad en las bases del pueblo.
@euclidesquevedo
Abogado constitucionalista
Nota complementaria:
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