martes, 4 de octubre de 2011


Sobre confidencialidad de los datos de los electores en Venezuela.

MAGISTRADO PONENTE: FERNANDO VEGAS TORREALBA
EXPEDIENTE N° AA70-E-2008-000089
Extractos de la sentencia
A mayor abundamiento, cabe destacar que todos los ciudadanos tienen derecho a acceder a los archivos y registros administrativos (artículo 143 constitucional), y en particular las partes en el proceso tienen derecho a un debido proceso (artículo 49 constitucional), lo que incluye poder tener pleno acceso a las pruebas, “sin embargo, no es menos cierto que esos derechos son relativos pues admiten límites que persigan garantizar el goce de otros derechos, como ocurre en el presente caso, en el que deben limitarse a fin de garantizarle a los todos los electores del municipio San Cristóbal del estado Táchira, su derecho a la intimidad evitando la divulgación de sus datos personales”. 
         En consecuencia, la Sala Electoral declaró la confidencialidad de todo el material electoral consignado en autos, por lo que se prohíbe su divulgación de cualquier forma, y particularmente su reproducción fotostática o digital; siendo únicamente posible su consulta por las partes en el presente recurso o sus apoderados judiciales, en la Secretaría de la Sala y bajo supervisión de funcionario.  

            Lo anterior se desprende de la interposición de un recurso contencioso electoral, ante el Máximo Juzgado, por parte del apoderado judicial del candidato al cargo de gobernador de dicha entidad, Leonardo Alí Salcedo Ramírez, abogado José Euclides Quevedo Abril, quien ejerció de forma conjunta una medida cautelar contra el “proceso electoral mediante el cual se declara al ciudadano César Pérez Vivas, como ganador del acto de votación y en consecuencia, proclamado para el ejercicio del cargo de gobernador del estado Táchira, todas estas, actuaciones de los órganos del Poder Electoral, del Acta de Totalización y Proclamación del Gobernador y de elecciones realizadas el domingo 23 de noviembre de2008”.


Sobre quien tiene la mayoría de votos en las elecciones de Gobernador del Táchira en el 2008

Del cuadro antes transcrito, se desprende que en las ciento cincuenta y ocho (158) mesas electorales aludidas, se determinó que votaron un total de sesenta y un mil ciento treinta y nueve (61.139) electores según los cuadernos de votación, mientras que fueron cincuenta y nueve mil seiscientos noventa y seis (59.696) electores los que se registraron en las máquinas de identificación biométrica; de manera tal que hubo mil cuatrocientos cuarenta y tres (1.443) votantes, según los cuadernos de votación, que no se registraron en la máquina de identificación biométrica, lo que lleva a esta Sala a presumir que hubo una suplantación de mil cuatrocientos cuarenta y tres (1.443) votos, por lo que esta Sala declara que en las mesas electorales antes identificadas se verificó una diferencia numérica en el acto de votación para la escogencia del gobernador del estado Táchira, celebrado el día 23 de noviembre de 2008.

         Ahora bien, constatado lo anterior debe esta Sala determinar si la diferencia numérica declarada en este fallo pudo haber incidido en el resultado general de la elección, para lo cual está en el inexorable deber de tener por norte el principio de preservación de la voluntad del electorado y de conservación del acto electoral, que postula, entre otras cosas, que en materia electoral la instancia revisora (administrativa o judicial) está en la obligación de hacer uso de sus potestades subsanatorias cada vez que ello resulte legalmente posible, declarando la nulidad de la elección sólo cuando el vicio constatado sea de tal magnitud que no permita tener certeza de la voluntad popular.

         A tales fines, observa esta Sala que conforme al Acta de Totalización y Proclamación del Gobernador del estado Táchira, levantada el día 23 de noviembre de 2008, y que corre inserta a los folios cuatrocientos trece y cuatrocientos catorce (413 y 414) de la pieza II del presente expediente, el pueblo eligió al ciudadano César Pérez Vivas como Gobernador del estado Táchira, con la cantidad de doscientos cuarenta mil cuatrocientos setenta y ocho (240.478) votos, y el candidato que obtuvo más votos después del ganador, ciudadano Leonardo Alí Salcedo Ramírez, parte recurrente en la presente causa, obtuvo doscientos treinta y tres mil novecientos noventa y cinco (233.995) votos, de manera que entre la cantidad de votos obtenidos por los mencionados ciudadanos hubo una diferencia de seis mil cuatrocientos ochenta y tres (6.483) votos, cifra sobradamente superior a la cantidad de mil cuatrocientos cuarenta y tres (1.443) votos presuntamente suplantados, por lo que la diferencia numérica declarada no incide en el resultado de la elección del gobernador del estado Táchira, celebrada el día 23 de noviembre de 2008. Así se decide.
(La diferencia son 5.040 votos y la ciudadana Rosa Velazco del Chavismo obtuvo  6.242 Votos, más 233.995 votos del PSUV, son 239.237 votos a favor del PSUV y 1.443 votos anulados por el TSJ al candidato opositor, que restados a 240.680, son 239.035 votos de Cesar Pérez Vivas, contra 239.237 votos del PSUV, (¿Quién tiene la mayoría en Táchira, los Chavistas o CPV? saquen sus conclusiones))

Al margen de lo anterior, observa esta Sala que el acto de votación en los procesos comiciales para la escogencia de las autoridades de elección popular, así como para la celebración de los referenda, está automatizado con la salvedad de la fase en la cual el elector, para emitir el voto, primero debe contar con la acción manual del Presidente de la mesa para aprestar la máquina de votación a recibir el sufragio. Lo adecuado sería que este procedimiento también sea automatizado y que sea la máquina de identificación biométrica la que una vez verificada digitalmente la identidad del elector, dé la orden que active la máquina de votación. De esta manera se estaría procediendo sin la intervención innecesaria de terceros con lo que también en esta fase del proceso, se evitaría la comisión de suplantación de votos y otros tipos de fraude electoral. Así pues, en virtud del principio de cooperación entre Poderes consagrado en el artículo 136 de la Constitución dela República Bolivariana de Venezuela esta Sala exhorta al Consejo Nacional Electoral a procurar lo antes posible la total automatización del acto de votación en los procesos comiciales para la escogencia de autoridades de elección popular, y en los procesos referendarios, instaurando y combinando el funcionamiento de los cuadernos electrónicos con el uso de las máquinas de identificación biométrica.
Finalmente, visto que se verificó la suplantación de votos en el proceso electoral para la escogencia del gobernador del estado Táchira, celebrado el 23 de noviembre de 2008, lo que pudiera configurar además de un vicio de nulidad electoral, la comisión de delitos o faltas sancionables penalmente, se ordena notificar la presente decisión a la Fiscalía General de la República a los fines de que inicie, de considerarlo conducente, el respectivo proceso penal. Así se decide.

 VI
DECISIÓN
En virtud de las consideraciones expuestas, esta Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre dela República Bolivariana de Venezuela por autoridad de la ley:
“…2.- Se EXHORTA al Consejo Nacional Electoral a procurar lo antes posible la total automatización del acto de votación en los procesos comiciales para la escogencia de autoridades de elección popular, y en los procesos referendarios, instaurando y combinando el funcionamiento de los cuadernos electrónicos con el uso de las máquinas de identificación biométrica”.




SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
(ensayo)


“El socialismo del siglo XXI, no debe construirse sobre viejos cimientos, liderizados por hombres imbuidos por una línea de pensamiento decimonónico".


"La Democracia no es un orden fijo, es un proceso en continuo cambio que se enfrenta ahora mismo a su verdadero destino, lo que llamó Ilya Prigogine, fisicoquímico ganador del premio novel “el punto de bifurcación” en el que un sistema salta a un nivel superior de organización ó se desintegra por completo".


"El Socialismo del siglo XXI no es más que el deseo de crear un mundo en el que la prosperidad, la abundancia, la paz y la justicia social prevalezcan; un fin noble y compartido por cualquier ser humano".


"El anacrónico socialismo utópico, el materialismo histórico y el socialismo de estado, son sistemas superados y obsoletas ideas que no tienen cabida en esta era digital".
"Hemos de esperar una lucha histórica para rehacer y refundar nuestras instituciones políticas y volverlas congruentes con el inédito socialismo del siglo XXI en puerta".


"La principal contienda política que se avecina no será como muchos se imaginan entre la izquierda y la derecha, sino entre los admiradores de la cuarta república y sus valores, por una parte y las fuerzas del ideario Bolivariano, la ética y la moral republicana, por la otra” .
Euclides Quevedo Abril
INTRODUCION:

Muy poca gente sabe lo que es el Socialismo del Siglo XXI que el Presidente Chávez Frías, propone como alternativa al capitalismo. En la búsqueda para ilustrar sobre el tema, hemos querido presentar a nuestros lectores, una visión emergente y alternativa, con el objeto de abrir el debate sobre el tema.

Estamos inmersos en una lucha histórica para refundar la república y por ende, sus anacrónicas instituciones y estructuras políticas, administrativas y jurídicas, diseñadas para una sociedad democrática de la forma en que la conocíamos como democracia representativa, hoy puesta en tela de juicio todas sus defensas tradicionales y desafiándonos a redefinirla en términos validos para el siglo XXI.

Ello ha ocasionado enormes espasmos de intransigentes reacciones de una minoría, muchos de los cuales con privilegios y respaldos burocráticos, en contraposición a los millones de ciudadanos republicanos que conforman la nación venezolana. A nadie sorprenderá que incluso los políticos más aviesos parezcan estar confundidos; muchos de ellos no han dudado en leer libros necios de política con títulos como “El Príncipe de Maquiavelo”; otros recorren sendas esotéricas o astrológicas; algunos toman cursos de liderazgo y democracia de masas, mientras otros asisten a cónclaves soterrados, como si pensaran que lo que esta sucediendo en la Venezuela de hoy, es cuestión de parapsicología o de maniobras o tácticas políticas.

Los tiempos de transición política y pacífica que corren no son normales; la refundación de la República desconocida hasta ahora y amenazadora para algunos, requiere la creación y la ruptura frecuente de las relaciones de poder en constante reajuste. Cada intento por transformar y refundar el estado, hace que la resistencia se dispare y que nuevos conflictos hagan su aparición. Algunos llegan a ver en el poder político, un pastel del que minúsculos y minoritarios grupos luchan por llevarse la mejor parte, inflamando a sus seguidores con su singular visión de la realidad.

Si esto fuera todo resultaría revolucionario, pero el proceso va más allá empujado por cambios paralelos y radicales en la naturaleza y estructura del poder político. Los más obsesionados con limitar el cambio y la transformación, pareciera no ser conscientes de lo que está pasando, no es más que una sorprendente transformación histórica.


El anacrónico socialismo utópico, el materialismo histórico y el socialismo de estado, son sistemas superados y obsoletas ideas que no tienen cabida en esta era digital. Durante más de un siglo, los socialistas del siglo XX y los defensores del capitalismo entablaron una enconada guerra a propósito de la propiedad privada frente a la propiedad pública y a la distribución de la riqueza, de lo que le corresponde a cada uno; muchos hombres y mujeres dejaron literalmente su vida en este empeño. Lo que ninguno imaginó fue que un nuevo sistema humano para crear riqueza hizo virtualmente obsoletos sus razonamientos. Porque la forma más importante de propiedad y riqueza, ahora es intangible y a su vez inagotable, es el conocimiento y éste es uno de los principios del nuevo e innovador Estado Social, en lo que se constituye la República por mandato constitucional.

Una de las celebres frases que pasará a la historia republicana del Comandante Presidente Hugo Chávez, es “Sí queremos acabar con la pobreza y la exclusión, démosle poder al pueblo, démosle conocimiento”. Darle poder a los pobres, a través del conocimiento de la educación, es la verdadera revolución que estamos presenciando en el hemisferio occidental y Venezuela es el pilar en la catedral de la nueva e inédita teoría social.

El conocimiento es la más democrática fuente de poder del siglo XXI, puesto que los pobres y los excluidos también pueden adquirirlo. El dinero no puede cambiarlo todo y en algún momento, hasta la cartera más repleta llega a vaciarse, por el contrario, esto no sucede con el conocimiento humano, siempre podemos generar más, es, al menos en principio, infinitamente ampliable.

Este nuevo y revolucionario cambio se convierte en una amenaza para el moribundo y decadente capitalismo, porque sea cual fuere el abismo que separa a los ricos de los pobres, una sima todavía mayor separa de los que tienen las armas de los que no la poseen y a los ignorantes de los instruidos.

Por debajo de este colosal proceso hay un modelo que emerge con magníficos ideales y el deseo de crear un mundo donde la prosperidad, la paz y la justicia social prevalezcan. La revolución más importante que hoy se produce en Venezuela es el auge de una nueva civilización, con un nuevo y radical sistema social en el que el Estado libera el conocimiento y moviliza a los ciudadanos.

No es una mera transferencia de poder al ciudadano, sino una verdadera transformación en las relaciones de poder entre el Estado y el Pueblo. Pero ojo, el socialismo del siglo XXI, no debe construirse sobre viejos cimientos, líderizados por hombres imbuidos por una línea de pensamiento decimonónico. Hemos de esperar una lucha histórica para rehacer y refundar nuestras instituciones políticas y volverlas congruentes con el inédito socialismo del siglo XXI que adelantamos.



La democracia no es un orden fijo, es un proceso en continuo cambio que se enfrenta ahora mismo a su verdadero destino, lo que llamó Ilya Prigogine, fisicoquímico ganador del premio novel “el punto de bifurcación” en que un sistema salta a un nivel superior de organización ó se desintegra por completo.

La democracia como sistema político, no predica unas formas preestablecidas. Como sistema pluralista cabe, dentro de su estructura, una gran variedad de formas de gobierno; lo que importa al sistema democrático es garantizar la libre emisión de las ideas, el respeto a los derechos humanos, la libertad de investigación científica, el desarrollo económico, la elevación del nivel del pueblo y la dignidad del hombre, entendida esta en su magnitud espiritual y material, en fin la Justicia social; lo que interesa a un sistema democrático es preservar esos principios, independientemente de las instituciones que se adopten.

La democracia participativa contemporánea aparece como un sistema que propicia la creación de instituciones lo suficientemente fuertes y ágiles que permiten la participación efectiva del pueblo en las decisiones políticas y en los productos del desarrollo económico, eso es el socialismo del siglo XXI. Además, la democracia representativa y la democracia participativa son dos realidades psicológicas diferentes. El sistema de participación cree en el ciudadano, en la igualdad, la discusión, en el dialogo, en la libertad, en el pluralismo. El sistema representativo, mantiene la hegemonía de los partidos políticos y la exclusión de otros en el proceso político, el monopolio de la representación democrática y de la participación política.

Vemos como la actitud de dirigentes democráticos de América Latina denunciando los fracasos de la democracia representativa, propicia la búsqueda de alternativas capaces de analizar con afán nacionalista las instituciones políticas de nuestros pueblos a fin de proponer audaces transformaciones que permitan saltar los escalones que nos separan de las sociedades industrializadas. El progreso y el desarrollo de la Nación no vendrán dado por instituciones importadas de los países desarrollados ni por la vuelta a instituciones o sistemas tradicionales y obsoletos ya superados. La experiencia venezolana, después de más de cuarenta años de democracia representativa, debe constituir el símbolo más patente de que ese no era el camino que conduciría a la liberación social, política y económica del pueblo.

En estos pocos años de la vigencia, promulgación y declaración constitucional de la democracia de participación y protagonismo popular, se ha acumulado alguna experiencia para reflexionar seriamente sobre el destino político del país, sobre la búsqueda de ese socialismo de la nueva era.



¡Que inventen ellos!, dijo quién por otros muchos motivos puede considerarse entre las inteligencias más esclarecidas de nuestra cultura hispana, a la que quiso atribuirle una exclusiva misión contemplativa, dejando para otros pueblos las facultades de invención. ¡Que inventen ellos!, parecen decir algunos venezolanos, hombres y mujeres para quienes la facultad de invención pertenece solo al campo de las ciencias físicas y experimentales.

Sí unas generaciones nacen para crear y otras para mantener las instituciones sociales, políticas, jurídicas y económicas de una República, no existe duda ninguna, que la generación de hoy, tiene sobre sus hombros la magna y extraordinaria tarea de reconstituir, reorganizar y reinventar el nuevo Estado venezolano. La evolución de la contemporánea sociedad venezolana con su aceleradísimo dinamismo institucional en todos sus ordenes, es lo que nos permite descubrir que en nuestro país, efectivamente se esta desarrollando ante nuestros ojos y ante la natural reacción al cambio de algunos, una verdadera Re-evolución; Aceleramiento evolutivo que ha quedado plasmado en el Preámbulo Constitucional, al disponer como una de las principales motivaciones el fin Supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica.

Siguiendo con el recuerdo de la novela de García Márquez, allí encontramos que “…éste es el gran invento de nuestro tiempo”, le recordó el Coronel Aureliano Buendía, la frase de su padre José Arcadio, justo frente al pelotón de fusilamiento; y ante dramática circunstancia, le vino a la memoria la tarde en que el fundador de Macondo, lo llevó a conocer el hielo y la exclamó con solemnidad con la mano tendida sobre el témpano de hielo: “Este es el gran invento de nuestro tiempo”. Ante esta inocente expresión, con parecida ingenuidad, alguien pudiera preguntarse cuál sería el invento político, social, económico y jurídico de nuestro tiempo; ocho años después, a nadie puede caberle duda que tal privilegio lo tiene el pueblo venezolano frente a sus ojos, el socialismo del siglo XXI.

Frente a esta enorme, a veces incomprendida y cruda realidad, nos queda la esperanza que esta reflexión dará lugar a una más trascendente: la obligante reflexión que ha de hacerse todo ciudadano republicano sobre la necesidad de encaminar sus esfuerzos, de dirigir sus actos y de ordenar sus pensamientos a la reconstrucción y reinvención de una sociedad democrática más justa y solidaria, hecha a la medida de la eminente dignidad del ser humano; y si esta fue la obligación que tuvo el hombre en todas las épocas, nunca como hoy se esta presentando en términos tan perentorios; por cierto, este dilema fue expresado en palabras simples, graves y terribles por Martín Luther King: “O aprendemos a vivir todos juntos como hermanos o habremos de morir todos juntos como idiotas”.


SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.



El Socialismo del siglo XXI no es más que el deseo de crear un mundo en el que la prosperidad, la abundancia, la paz y la justicia social prevalezcan; un fin noble y compartido por cualquier ser humano y en todas las épocas.

Es necesario tener conciencia que la principal contienda política que se avecina no será como muchos se imaginan entre la izquierda y la derecha, sino entre los admiradores de la cuarta república y sus valores, por una parte, y las fuerzas del ideario Bolivariano, la ética y la moral republicana, por la otra.


A CONOCER EL PENSAMIENTO DE HUGO CHAVEZ

Es una necesidad ahondar en los escritos y documentos compilados por el Comandante Hugo Chávez desde sus inicios, allí encontraremos muchos de los principios y bases del ideario Bolivariano que inspiran el socialismo del siglo XXI. No olvidemos releer los diez objetivos estratégicos del salto adelante, igualmente producidos por el Presidente.

San Cristóbal. Táchira. Venezuela. 2006





SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
(ensayo)
El socialismo del siglo XXI, no debe construirse sobre viejos cimientos,  liderizados por hombres imbuidos por una línea de pensamiento decimonónico.
La Democracia  no es un orden fijo, es un proceso en continuo cambio que se enfrenta ahora mismo a su verdadero destino, lo que llamó Ilya Prigogine, fisicoquímico ganador del premio novel “el punto de bifurcación” en el que un sistema salta a un nivel superior de organización ó se desintegra por completo.
El Socialismo del siglo XXI  no es más que el deseo de crear un mundo en el que la prosperidad, la abundancia,  la paz y la justicia social prevalezcan; un fin noble y compartido por cualquier ser humano.
El anacrónico socialismo utópico, el materialismo histórico y el socialismo de estado, son sistemas superados y obsoletas ideas que no tienen cabida en esta era digital.
Hemos de esperar una lucha histórica para rehacer y refundar  nuestras instituciones políticas y volverlas congruentes con el inédito socialismo del siglo XXI en puerta.
La principal contienda política que se avecina no será como muchos se imaginan entre la izquierda y la derecha, sino entre los admiradores de la cuarta república y sus valores, por una parte y las fuerzas del ideario Bolivariano, la ética y la moral republicana, por la  otra” .
Euclides Quevedo Abril


INTRODUCION:

Muy poca gente sabe lo que es el Socialismo del Siglo XXI que el Presidente Chávez Frías, propone como alternativa al capitalismo. En la búsqueda para ilustrar sobre el tema, hemos querido presentar a nuestros lectores, una visión emergente y alternativa, con el objeto de abrir el debate sobre el tema.
Estamos inmersos en una lucha histórica para refundar la república y por ende, sus anacrónicas instituciones y estructuras políticas, administrativas y jurídicas, diseñadas para una sociedad democrática de la forma en que la conocíamos como democracia representativa, hoy puesta en tela de juicio todas sus defensas tradicionales y desafiándonos a redefinirla en términos validos para el siglo XXI.
Ello ha ocasionado enormes espasmos de intransigentes reacciones de una minoría, muchos de los cuales con privilegios y respaldos burocráticos,  en contraposición a los millones de ciudadanos republicanos que conforman la nación venezolana.  A  nadie sorprenderá que incluso los políticos más aviesos parezcan estar confundidos; muchos de ellos no han dudado en leer libros necios de política con títulos como “El Príncipe de Maquiavelo”; otros recorren sendas esotéricas o astrológicas; algunos toman cursos de liderazgo y democracia de masas, mientras otros asisten a cónclaves soterrados, como si pensaran que lo que esta sucediendo en la Venezuela de hoy, es cuestión de parapsicología o de maniobras o tácticas políticas.
Los tiempos de transición política y pacífica que corren no son normales; la refundación de la República desconocida hasta ahora y amenazadora para algunos,  requiere la creación y la ruptura frecuente de las relaciones de poder en constante reajuste. Cada intento por transformar y refundar el estado,  hace que la resistencia se dispare y que nuevos conflictos hagan su aparición. Algunos llegan a ver en el poder político, un pastel del que minúsculos y minoritarios grupos  luchan por llevarse la mejor parte, inflamando a sus seguidores con su singular visión de la realidad.
Si esto fuera todo resultaría revolucionario, pero el proceso va más allá empujado por cambios paralelos y radicales en la naturaleza y estructura del poder político. Los más obsesionados con limitar el cambio y la transformación, pareciera no ser conscientes de lo que está pasando, no es más que una sorprendente transformación histórica.

El anacrónico socialismo utópico, el materialismo histórico y el socialismo de estado, son sistemas superados y obsoletas ideas que no tienen cabida en esta era digital. Durante más de un siglo, los socialistas del siglo XX y los defensores del capitalismo entablaron una enconada guerra a propósito de la propiedad privada frente a la propiedad pública y a la distribución de la riqueza, de lo que le corresponde a cada uno; muchos hombres y mujeres dejaron literalmente su vida en este empeño. Lo que ninguno imaginó fue que un nuevo sistema humano para crear riqueza hizo virtualmente obsoletos sus razonamientos. Porque la forma más importante de propiedad y riqueza, ahora es intangible y a su vez inagotable, es el conocimiento y éste es uno de los principios del nuevo e innovador Estado Social, en lo que se constituye la República por mandato constitucional.
Una de las celebres frases que pasará a la historia republicana del Comandante Presidente Hugo Chávez, es “Sí queremos acabar con la pobreza y la exclusión, démosle poder al pueblo, démosle conocimiento”. Darle poder a los pobres, a través del conocimiento de la educación, es la verdadera revolución que estamos presenciando en el hemisferio occidental y Venezuela es el pilar en la catedral de la nueva e inédita teoría social.
El conocimiento es la más democrática fuente de poder del siglo XXI, puesto que los pobres y los excluidos también pueden adquirirlo. El dinero no puede cambiarlo todo y en algún momento, hasta la cartera más repleta llega a vaciarse, por el contrario, esto no sucede con el conocimiento humano, siempre podemos generar más, es, al menos en principio, infinitamente ampliable.
Este nuevo y revolucionario cambio se convierte en una amenaza para el moribundo y decadente capitalismo, porque sea cual fuere el abismo que separa a los ricos de los pobres, una sima todavía mayor separa de los que tienen las armas de los que no la poseen y a los ignorantes de los instruidos.
Por debajo de este colosal proceso hay un modelo que emerge con magníficos ideales y el deseo de crear un mundo donde la prosperidad, la paz y la justicia social prevalezcan. La revolución más importante que hoy se produce en Venezuela es el auge de una nueva civilización, con un nuevo y radical sistema social en el que el Estado libera el conocimiento y moviliza a los ciudadanos.
No es una mera transferencia de poder al ciudadano, sino una verdadera transformación en las relaciones de poder entre el Estado y el Pueblo. Pero ojo, el socialismo del siglo XXI, no debe construirse sobre viejos cimientos,  líderizados por hombres imbuidos por una línea de pensamiento decimonónico. Hemos de esperar una lucha histórica para rehacer y refundar  nuestras instituciones políticas y volverlas congruentes con el inédito socialismo del siglo XXI que adelantamos.

La democracia no es un orden fijo, es un proceso en continuo cambio que se enfrenta ahora mismo a su verdadero destino, lo que llamó Ilya Prigogine, fisicoquímico ganador del premio novel “el punto de bifurcación” en que un sistema salta a un nivel superior de organización ó se desintegra por completo.
La democracia como sistema político, no predica unas formas preestablecidas. Como sistema pluralista cabe, dentro de su estructura, una gran variedad de formas de gobierno; lo que importa al sistema democrático es garantizar la libre emisión de las ideas, el respeto a los derechos humanos, la libertad de investigación científica, el desarrollo económico, la elevación del nivel del pueblo y la dignidad del hombre, entendida esta en su magnitud espiritual y material, en fin la Justicia social; lo que interesa a un sistema democrático es preservar esos principios, independientemente de las instituciones que se adopten.
La democracia participativa contemporánea aparece como un sistema que propicia la creación de instituciones lo suficientemente fuertes y ágiles que permiten la participación efectiva del pueblo en las decisiones políticas y en los productos del desarrollo económico, eso es el socialismo del siglo XXI. Además, la democracia representativa y la democracia participativa son dos realidades psicológicas diferentes. El sistema de participación cree en el ciudadano, en la igualdad, la discusión, en el dialogo, en la libertad, en el pluralismo.  El sistema representativo, mantiene la hegemonía de los partidos políticos y la exclusión de otros en el proceso político, el monopolio de la representación democrática  y de la participación política.
Vemos como la actitud de dirigentes democráticos de América Latina denunciando los fracasos de la democracia representativa, propicia la búsqueda de alternativas capaces de analizar con afán nacionalista las instituciones políticas de nuestros pueblos a fin de proponer audaces transformaciones que permitan saltar los escalones que nos separan  de las sociedades industrializadas. El progreso y el desarrollo de la Nación no vendrán dado por instituciones importadas de los países desarrollados ni por la vuelta a instituciones o sistemas tradicionales y obsoletos ya superados. La experiencia venezolana, después de más de cuarenta años de democracia representativa, debe constituir el símbolo más patente de que ese no era el camino que conduciría a la liberación social, política y económica del pueblo.
En estos pocos años de la vigencia, promulgación y declaración constitucional de la democracia de participación y protagonismo popular, se ha acumulado alguna experiencia para reflexionar seriamente sobre el destino político del país, sobre la búsqueda de ese socialismo de la nueva era.
        
¡Que inventen ellos!, dijo quién por otros muchos motivos puede considerarse entre las inteligencias más esclarecidas de nuestra cultura hispana, a la que quiso atribuirle una exclusiva misión contemplativa, dejando para otros pueblos las facultades de invención. ¡Que inventen ellos!, parecen decir algunos venezolanos, hombres y mujeres para quienes la facultad de invención  pertenece solo al campo de las ciencias físicas y experimentales.
Sí unas generaciones nacen para crear y otras para mantener las instituciones sociales, políticas, jurídicas y económicas de una República, no existe duda ninguna, que la generación de hoy, tiene sobre sus hombros la magna y extraordinaria tarea de reconstituir, reorganizar y reinventar el nuevo Estado venezolano. La evolución de la contemporánea sociedad venezolana con su aceleradísimo dinamismo institucional en todos sus ordenes, es lo que nos permite descubrir que en nuestro país, efectivamente se esta desarrollando ante nuestros ojos y ante la natural reacción al cambio de algunos, una verdadera Re-evoluciónAceleramiento evolutivo que ha quedado plasmado en el Preámbulo Constitucional, al disponer como una de las principales motivaciones el fin Supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica.
Siguiendo con el recuerdo de la novela de García Márquez, allí encontramos que “…éste es el gran invento de nuestro tiempo”, le recordó el Coronel Aureliano Buendía, la frase de su padre José Arcadio, justo frente al pelotón de fusilamiento; y ante dramática circunstancia, le vino a la memoria la tarde en que el fundador de Macondo, lo llevó a conocer el hielo y la exclamó con solemnidad con la mano tendida sobre el témpano de hielo: “Este es el gran invento de nuestro tiempo”. Ante esta inocente expresión, con parecida ingenuidad, alguien pudiera preguntarse cuál sería el invento político, social, económico y jurídico de nuestro tiempo; ocho años después, a nadie puede caberle duda que tal privilegio lo tiene el pueblo venezolano frente a sus ojos, el socialismo del siglo XXI.
Frente a esta enorme, a veces incomprendida y cruda realidad, nos queda la esperanza que esta reflexión dará lugar  a una más trascendente: la obligante reflexión que ha de hacerse todo ciudadano republicano sobre la necesidad de encaminar sus esfuerzos, de dirigir sus actos y de ordenar sus pensamientos a la reconstrucción y reinvención de una sociedad democrática más justa y solidaria, hecha a la medida de la eminente dignidad del ser humano; y si esta fue la obligación que tuvo el hombre en todas las épocas, nunca como hoy se esta presentando en términos tan perentorios; por cierto, este dilema fue expresado en palabras simples, graves y terribles por Martín Luther King: “O aprendemos a vivir todos juntos como hermanos o habremos de morir todos juntos como idiotas”.


SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.
El Socialismo del siglo XXI no es más que el deseo de crear un mundo en el que la prosperidad, la abundancia, la paz y la justicia social prevalezcan; un fin noble y compartido por cualquier ser humano y en todas las épocas.
Es necesario tener conciencia que la principal contienda política que se avecina no será como muchos se imaginan entre la izquierda y la derecha, sino entre los admiradores de la cuarta república y sus valores, por una parte, y las fuerzas del ideario Bolivariano, la ética y la moral republicana, por la  otra.


A CONOCER EL PENSAMIENTO DE HUGO CHAVEZ
Es una necesidad ahondar en los escritos y documentos compilados por el Comandante Hugo Chávez desde sus inicios, allí encontraremos muchos de los principios y bases del ideario Bolivariano que inspiran el socialismo del siglo XXI. No olvidemos releer los diez objetivos estratégicos del salto adelante, igualmente producidos por el Presidente.

San Cristóbal. Táchira. Venezuela. 2006

Notade Prensa Diario La Nación, Página Política, Cuerpo A, de fecha 23-12-2006.

martes, 30 de agosto de 2011

La andragogía o educación de adultos es en la actualidad una de las respuestas que el Estado democrático y social de derecho y de justicia da a las necesidades de los ciudadanos y, al mismo tiempo, una exigencia del desarrollo socio-económico. El derecho de los ciudadanos a la educación con el objetivo de perfeccionar el pleno desarrollo de la personalidad humana está contemplado y reconocido en las Constituciones de los estados democráticos (y así lo plasma la Constitución Bolivariana) y el reconocimiento de ese derecho es el resultado de un largo recorrido que se inició cuando los primeros textos legislativos liberales reconocieron la libertad de enseñanza. Pero, lo que al principio del Estado liberal burgués se desenvolvía en el recinto de las libertades públicas (que solamente se ejercitaban), ha pasado a transformarse en un derecho exigible por todos los ciudadanos.

jueves, 18 de agosto de 2011

NUEVA ARQUITECTURA DEL ESTADO
OBJETIVO DEL PRESIDENTE HUGO CHAVEZ

INTRODUCCION
Todo gobernante, se lamenta por la dificultad con que se enfrentan para conseguir que sus funcionarios lleven a cabo sus deseos. Ello ocurre, porque, independientemente del número de partidos políticos que se presentan en una contienda electoral, sin que importe quien consiga más votos, hay un solo partido que siempre gana, el partido invisible de la burocracia.


Los funcionarios públicos, que no son elegidos democráticamente por el pueblo, llevan la gestión de cualquier gobierno, ya nacional, estadal o municipal y hacen que casi todas las decisiones se la atribuyan públicamente a los gobernantes. Los políticos han llegado a depender por completo de los burócratas, para preparar y conseguir la aprobación de cualquier proyecto, plan o programa económico o social.


Hoy por hoy, la burocracia, lejos de solucionar los problemas puntuales, da pie a que los problemas se agiganten y se conviertan en crisis. Muchas veces los gobernantes, al ver que estos se agravan y degeneran en crisis, llegan a tomar medidas y organizan equipos especiales, para una tarea concreta, como autoridades únicas, comisionados, comisiones, etc., para poder dar solución a problemas, llegando algunas veces a despreciar a sus incordiantes funcionarios, y depender cada vez más de sus íntimos, con justa razón, con el fin de subvertir la burocracia, que no es capaz de despacharlos, y que en la mayoría de los casos, demoran la acción, y consumen los recursos oficiales.


El cambio y la transformación que hoy vive la República, hace impretermitible la reestructuración de la función pública. No significa esto, que el hacha empiece a funcionar, sino que la estructura de gobierno se adapte a la innovación y al desarrollo social y económico del país nacional, para hacer realidad el contrato social aprobado en referéndum, entre el pueblo y el Estado, a través del gobierno, que no es otro que la Constitución de la República.


Chocar con las estructuras de poder burocrático construidas durante más de cuarenta años, no será fácil ni sencillo, todo dependerá de las estrategias con que el gobierno apunte hacia los cambios básicos en el tamaño y forma del Estado, que hoy consume los más altos porcentajes del presupuesto local, regional y nacional, jamás visto en país alguno.


El comandante Presidente Hugo Chávez Frías, ha desenvainado dos espadas, lucha contra el burocratismo y la corrupción, e iniciara la reestructuración de la burocracia venezolana, con el objeto de hacerla funcional, productiva, idónea, eficaz y dirigida a la atención de los graves y urgentes problemas que enfrenta el pueblo venezolano, especialmente la atención a los derechos y garantías constitucionales, servicios públicos y el ciudadano, como centro y motor de la acción del gobierno participativo y protagónico del pueblo.





NUEVA ARQUITECTURA DEL ESTADO:
OBJETIVO DEL PRESIDENTE HUGO CHAVEZ

Luego de conocerse la reafirmación del pueblo en la continuidad de la refundación de la República, el Comandante Presidente Hugo Chávez, convierte en política de Estado la lucha implacable contra el burocratismo y la corrupción, al establecerlo así en su “agenda de arranque”.

Ello significa que el presidente dará un cambio radical a la arquitectura del Estado, a esa organización burocrática copiada de antiguas estructuras que fueron creadas en un mundo intelectual anterior a Carlos Marx, Charles Darwin e inclusive a Alberto Einstein”.

No es más, que “reinventar el gobierno”, cambiar los métodos de gobierno y administración; no es pretender dictar unas pautas tras un escritorio, es iniciar una larga discusión, en seminarios, talleres, video conferencias, a fin de promover ideas e intercambiar experiencias con el propósito de lograr el objetivo central de “reinventar” la acción del gobierno; es una de las más revolucionarias proposiciones de la era digital”.

Cada momento de la historia requiere y exige determinadas respuestas del gobierno y no existen patrones de comportamiento que imponga un método definitivo para la acción de dirigir y para el oficio de gobernar. Aunque pareciera extraño, la cibernética, ayudará a plantear el reto. Cibernética, viene de voz “kubernetes”, en la Grecia antigua, cuna de la filosofía, y es el arte de conducir, de gobernar, de pilotear la nave, y es precisamente de donde se deriva la palabra: gobierno, gobernante, gobernado.

Así tenemos, que la refundación de la República, prevista como fin supremo en el preámbulo de la Constitución Bolivariana nos obliga, a cambiar radicalmente la manera como opera el gobierno y torcerle el rumbo a la administración tradicional; Es necesario pasar de la burocracia vertical al espíritu innovador que le proporciona a los ciudadanos y a las comunidades, la posibilidad de cambiar la sociedad de arriba hacia abajo.

Es reorganizar al Estado, sacarlo de la era jurásica en la que se encuentra, plantear una nueva concepción del arte de gobernar, es reinventar ese Estado paquidermo, petrificado, cartesiano, porque ya no tiene eficacia, y menos aún eficiencia para responder a los retos de la democracia social, participativa y protagónica en un estado democrático, social, de derecho y de Justicia. Ni más ni menos este es el reto.


El drama del poder en la República, no es más que la implementación, el seguimiento de las órdenes, la posibilidad de aplicar lo que se decide como Políticas de Estado, es una desobediencia sistemática; existe un desacatamiento casi general, una carencia de voluntad para ejecutar y aplicar las orientaciones o direcciones de la autoridad del gobierno. Las mejores intenciones se estrellan contra ásperas realidades que se niegan a entrar dentro del mecanismo de las decisiones. Lo que se llama la desobediencia no es más que una desconexión entre los distintos niveles del Estado, por una parte, y entre el Estado y el Pueblo por la otra; la “reinvención” del gobierno tal como lo plantea el Presidente Hugo Chávez, es pues, un reto inevitable de la Revolución Bolivariana, de la profundización de la democracia”.

Es necesario que los gobernadores, alcaldes y altos funcionarios de Estado, tomen conciencia y conozcan a fondo los diez objetivos estratégicos de Presidente Comandante Hugo Chávez, del salto adelante y en especial la nueva institucionalidad del aparato del Estado y la estrategia integral y eficaz contra la corrupción; solo así tendrá viabilidad lo que ha sido un reclamo recurrente del Jefe del Estado. No es elaborar una teoría sino obtener unos resultados de cara al socialismo del siglo XXI.







[1] Nota de Prensa Diario La Nación, Página Política, Cuerpo A, de fecha 23-12-2006.

miércoles, 20 de abril de 2011

A estas alturas del establecimiento de la llamada Revolución Bolivariana, a nadie puede caberle la duda que efectivamente, estamos en tiempos transformativos.
He creído honestamente que algunos que se hacen llamar de oposición, no han entendido el proyecto que lidera el Comandante Presidente Hugo Chávez.
Y no lo han entendido porque, en primer lugar desconocen el lenguaje, o más concretamente la lengua castellana, en segundo lugar, desconocen los principios fundamentales que establece la Constitución Bolivariana y en tercer lugar, porque olvidaron las doctrinas de sus mismos partidos a los que dicen pertenecer, especialmente la socialdemocracia, la socialcristiana, y últimamente hablan de la democracia social.

El lenguaje jurídico
Eso ha hecho, que al desconocer el lenguaje jurídico, muy poco pueden lograr asimilar en qué estadio se encuentra la quinta República.
Y digo que no manejan el lenguaje, porque de hacerlo, entendieran que la palabra Revolución no es más de que “la evolución acelerada de la sociedad”, según el diccionario, en alguna de sus acepciones; lo obvio a veces de tan obvio puede pasar desapercibido, incluso para los expertos.
Debemos empezar por uno de los vocablos menos entendidos en la vida política del país, como es, sí Venezuela es un Estado Socialista o rige un sistema socialista.

Del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia
Debemos advertir que dos bloques perfectamente diferenciados, aparecen en el artículo 2º constitucional, cuando establece que “la República de Venezuela se constituye en un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia”.
El primer bloque, que lo integran, el Estado Democrático y el Estado Social, que lo estudia la Ciencia Política y un segundo bloque, integrado por el Estado de Derecho y el Estado de Justicia, que ciertamente lo estudia la Ciencia Jurídica.
Esta disertación versa sobre todo lo que estudia la Ciencia Jurídica, advirtiendo además que siendo un solo Estado, los cuatro vocablos se concretan de manera simultánea y con matemática precisión y equilibrio.
Entonces empecemos por lo que considero modestamente el más importante de los cuatro vocablos, por cuanto se ha profundizado en este momento de transición, en el Estado Social, ya que de todos es sabida la pesada deuda al entrar la Revolución Bolivariana a dirigir los destinos del Pueblo venezolano.
La simple y sencilla gramática nos indica que palabra social habitualmente se sustantiva y suele significar “partidario de” o “inclinado a” al utilizar el sufijo –ista – como socialista, y cuando se expresa la misma raíz con el sufijo – ismo - suele significar doctrina, sistema, escuela o movimiento, como efectivamente la palabra socialismo. Pero el Estado Social, así en mayúscula, es mucho más que simple semántica, se diferencia de todas las formas de «socialismo real» conocidas durante el siglo XX, porque ni la «ideología» ni el «partido» juegan roles dogmáticos, ni siquiera significativos”.
Aún más, la semántica en la vida política y jurídica no tiene contenido inmutable. Los vocablos se entienden, no sólo por su significación literal, sino por el ambiente histórico y las circunstancias en las cuales se han realizado los valores que representan; los vocablos tienen su acepción propia, que es la que le atribuyen los hechos históricos”.
Si desconocemos el Estado Social previsto en el artículo 2 de la Constitución Bolivariana vigente, no logramos asimilar en su conjunto la Revolución Bolivariana; no debemos olvidar la evolución del estado en el decurso de la historia, de un estado liberal burgués, hemos alcanzado un estadio superior, no sólo en el orden jurídico, incluso mundial, sino de orden social y político, absolutamente inédito, aunque con claras tradiciones históricas, hasta el momento subestimadas y denigradas por el pensamiento sociológico.
Es precisamente, respecto a la cuestión del Estado, por lo que andan desesperados la contrarrevolución. Corresponde a dos corrientes divergentes que se hallan en toda la filosofía, la literatura y la acción de nuestra época. Y si las nociones corrientes sobre el Estado permanecen en la oscuridad tanto como sucede actualmente, no cabe duda que será sobre esta cuestión del Estado por lo que se librarán las más obstinadas luchas, cuando, y esperemos que sea pronto, las ideas socialistas busquen su realización práctica en la vida de las sociedades.




Del derecho a la propiedad
Fíjense que un tema controversial ha sido el del derecho a la propiedad. Debemos saber que ninguna sociedad puede tolerar un derecho a la propiedad total; la absoluta libertad solo invita a echar gasolina sobre el fuego, ese derecho total no es más permisible que cualquier otra cosa en su dimensión absoluta. Constitucionalmente solo existen tres derechos absolutos que son ejercitables en virtud del solo texto y no son siquiera limitables: el derecho a la vida en el artículo 43; el derecho a no ser incomunicado, en el 44.2 y el derecho a no ser sometidos a penas perpetuas o infamantes o a penas mayores de 30 años, ni sometido a tortura en el artículo 46.1 constitucional; estos tres derechos, inclusive, no pueden ser objeto de restricción, ni siquiera en estado de excepción; salvo estos derechos, todos los demás son limitables o regulables.
Dentro de los derechos económicos del capitulo VII de nuestra Constitución, destaca el derecho a la propiedad, como concepto con carácter eminentemente socializante, para servir de utilidad pública e interés general, como en cualquier constitución del mundo, y como de igual manera lo establecía la Constitución de 1961.

De los elementos del Estado
En el curso de los estudios de Derecho, de ciencia jurídica, de las universidades del mundo con raíces romanísticas, nos enseñan que el Estado en teoría, tiene tres elementos a saber: El pueblo o la población, el territorio y el poder, paradójicamente durante siglos, el elemento pueblo nunca estuvo presente como miembro del Estado, sólo se conformó el poder de una burguesía sobre el territorio, dejando por fuera a un elemento fundamental como es el pueblo.

El Pueblo como elemento del Estado
Pues bien, la Revolución Bolivariana, que trajo al Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, y lo asumió constitucionalmente, es lo que permite en primera instancia el empoderamiento del pueblo. Que efectivamente el ciudadano republicano participe como protagonista en la función pública, con verdadero sentido de contralor social, en la política y en la vida comunitaria, como bien lo establecen los deberes constitucionales.
Todo esto nos hace pensar que efectivamente, debemos indagar, estudiar, analizar los fundamentos, valores, fines y principios constitucionales para entender mejor, la vida política, jurídica del Estado, y asegurar el conocimiento, para bien de la República, para bien del país nacional.
En eso juega un importante papel de formación e información, los medios de comunicación social, como formadores del nuevo ciudadano, del nuevo republicano que necesita la Nación venezolana, como lo establece el 108 constitucional.




Luchas por el poder
Así las cosas, a lo largo de la historia de la civilización humana, se han dado una lucha por quien detenta el poder. Las estructuras sociales, políticas y jurídicas hasta ahora creadas no han permitido que el pueblo asuma el poder. Eso es lo que conocemos como el estado liberal burgués, incompatible con el empoderamiento del pueblo, una de las bases de sustentación del socialismo del siglo XXI.
La distribución del poder fue parte del mandato que recibió Hugo Chávez. Pero esa «devolución» del poder no debe significar una disminución o eliminación del poder de uno de los polos de la ecuación, de ese polo que llamamos líder.

Esto quiere decir que no puede haber poder popular sin la existencia permanente de un liderazgo fuerte. Por lo tanto no es correcto usar la palabra «devolución». Tendremos que pensar más bien en el reforzamiento mutuo de un poder que sólo existe cuando se comparte: cuando ambos polos, el líder y el pueblo, comparten un mismo poder.
Compartir el poder es la más democrática y concreta ejecución constitucional del mandato de participación y protagonismo del pueblo, establecida de manera tajante en la norma constitucional cuando expresa que la soberanía reside en el pueblo que la ejerce de manera directa conforme a ella.

El Estado Social
Volviendo al Estado Social previsto en nuestra Constitución Bolivariana, debemos decir es el conjunto de leyes que regulan el funcionamiento de un Estado a través del respeto y cumplimiento de estas, como bien lo prescribe el Preámbulo de la Constitución, al tener como principio el imperio de ley.
El Estado Social esta enfocado al mejoramiento de la calidad de vida de la población a través del equilibrio y la protección social para lograr una justa distribución de la riqueza y reivindicaciones sociales,
El Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, por medio de su marco jurídico, incide en la educación, salud, seguridad social, seguridad ciudadana, vivienda, discapacitados, indígenas, entre otros, ya que al elaborar una política de empleo y proteger los derechos laborales genera mejores condiciones de vida de los ciudadanos; con una correcta intervención por parte del Estado, en la política fiscal y tributaria, se logra la democracia y desarrollo humano sostenible plenos.
La imposición de un modelo económico neoliberal, en la cuarta República, como bien lo dice el imaginario popular, fue lo que lo hizo sucumbir, llevándose la democracia representativa y con ella a los partidos políticos y a los sindicatos, que son su máxima representación.
La teoría neoliberal del libre mercado es antagónica con las políticas sociales públicas que son necesarias para que exista el Estado Social.
El concepto de Estado Social, como bien lo determina la Sala Constitucional del TSJ, en la sentencia de los créditos indexados, surge ante la desigualdad real existente entre las clases y grupos sociales, que atenta contra la igualdad jurídica reconocida a los individuos por la propia Carta Fundamental. “…El Estado es el instrumento de transformación social por excelencia y su función histórica es liberar al ser humano de la miseria, la ignorancia y la impotencia a la que se ha visto sometido desde el comienzo de la historia. La igualdad en un Estado Social no puede ser interpretada formalmente, sino teniendo en cuenta la situación real de los afectados, las relaciones sociales de poder, por lo que el Estado debe tender a


interpretar el principio de equidad como igualdad material.
El Estado Social persigue la armonía entre las clases, evitando que la clase dominante, por tener el poder económico, político o cultural, abuse y subyugue a otras clases o grupos sociales, impidiéndoles el desarrollo y sometiéndolas a la pobreza y a la ignorancia; a la categoría de explotados naturales y sin posibilidad de redimir su situación.
“…El Estado Social debe tutelar a personas o grupos que en relación con otros se encuentran en estado de debilidad o minusvalía jurídica, a pesar del principio del Estado de Derecho Liberal burgués de la igualdad ante la ley, el cual en la práctica no resuelve nada, ya que situaciones desiguales no pueden tratarse con soluciones iguales.
“…El Estado Social para lograr el equilibrio interviene no solo en el factor trabajo y seguridad social, protegiendo a los asalariados ajenos al poder económico o político, sino que también tutela la salud, la vivienda, la educación, la alimentación y las relaciones económicas, por lo que el sector de la Carta Magna que puede denominarse la Constitución Económica tiene que verse desde una perspectiva esencialmente social...”.
Por ello un acercamiento a las bases teóricas que el nuevo tipo o forma de Estado, en que por mandato supremo se constituye la República, tenemos en la exposición de motivos de la Constitución, vemos que los principios de la solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento de ese Estado social, sometido al imperio de la Constitución y de la ley, convirtiéndolo, entonces, en un Estado de Derecho. Estado social de Derecho que se nutre de la voluntad de los ciudadanos, expresada libremente por los medios de participación política y social para conformar el Estado democrático. Estado social y democrático de Derecho comprometido con el progreso integral que los venezolanos aspiran, con el desarrollo humano que permita una calidad de vida digna, aspectos que configuran el concepto de Estado de Justicia.
Del análisis de este párrafo vemos que existen cuatro vocablos que se diferencian unos de otros, por cuanto cada uno tiene contenido propio. El Estado Democrático, que establece una democracia participativa y protagónica, en oposición al estado liberal burgués de la cuarta República, el Estado Social o Socialista, como vimos que aparece para poner freno al neoliberalismo salvaje, el Estado de Derecho, que cambia completamente la concepción del Derecho, de forma que éste asume funciones distributivas y promocionales que van a variar su estructura dadas las nuevas técnicas de control social que caracterizan la acción del Estado Social y la distinguen profundamente de la del Estado liberal clásico.

El nuevo Derecho
De manera que comienza a abandonarse la imagen tradicional del Derecho como ordenamiento protector-represivo; junto a ella aparece también la función promocional mediante técnicas de alentamiento que tienden no sólo a tutelar, sino también a provocar el ejercicio de actos conformes al Derecho. La introducción de la técnica del alentamiento refleja un verdadero cambio en la función del sistema normativo en su conjunto, en el modo de realizar el control social; traza el paso de un control pasivo, que se preocupa más de desfavorecer las acciones nocivas que de favorecer las ventajosas, a un control activo que se preocupa de favorecer las acciones ventajosas más que desfavorecer las nocivas.


Del Estado de Derecho
En el novel Estado de Derecho las nuevas funciones que incumben a los poderes públicos en el Estado Social afectan a la posición de la ley en el conjunto del ordenamiento, reflejo de una reordenación de la relación entre los poderes y de la relación legislación-administración, donde el principio de legalidad del Estado liberal resulta atacado tanto por una situación general de desregulación, mediante la ampliación de la potestad reglamentaria de la Administración y de la potestad legislativa por parte del Ejecutivo, como por la regulación detallada de la Ley en aspectos cada vez más concretos.

De la división de Poderes  
Como resulta evidente, este hecho conllevará la quiebra del clásico principio de división y separación de poderes proclamado por Montesquieu, entendido en sentido estricto. Ya no hay coincidencia entre la estructura y función del mismo órgano legislativo o el Parlamento, puesto que la legislación en muchos aspectos se ha convertido también en obra del poder ejecutivo. La presencia de un "poder ejecutivo legislador" erosionará el prestigio del Parlamento y supondrá el desplazamiento del Estado legislador por el Estado administrativo.
La administrativización de la función legislativa coincide, además, con la deslegalización de amplios sectores normativos a través de técnicas diferenciadas, como la habilitación legislativa al presidente, de tal manera que la norma estatal escapa a las fronteras legislativas.
El carácter de abstracción y generalidad de la ley en el Estado Liberal derivaba de la necesidad de instituir la igualdad formal de los sujetos destinatarios de la norma y de establecer el necesario ámbito de libertad para la materialización del comercio.

Nuevo concepto de la Ley
El tránsito hacia un Estado Social de Derecho comportará el cambio del concepto de ley general a otras formas legales más concretas. El Derecho del Estado se expande, en general, con la producción de normas especiales, que, conforman micro-sistemas, es decir, conjuntos de normas concretas que, promulgadas para particulares instituciones o clases de relaciones, se enlazan en principios comunes de regulación, de allí la Ley Orgánica de Educación, por ejemplo.

Del Estado Democrático
En relación al Estado Democrático, pudiéramos decir, repitiendo lo dicho en otros ensayos, que la democracia no es un orden fijo, es un proceso en continuo cambio que se enfrenta ahora mismo a su verdadero destino, lo que llamó Ilya Prigogine, fisicoquímico ganador del premio novel “el punto de bifurcación” en que un sistema salta a un nivel superior de organización ó se desintegra por completo.
La democracia, como sistema político, no predica unas formas preestablecidas. Como sistema pluralista cabe, dentro de su estructura, una gran variedad de formas de gobierno. Lo que importa al sistema democrático es garantizar la libre emisión de las ideas, el respeto a los derechos humanos, la libertad de investigación científica, el desarrollo económico, la elevación del nivel del pueblo y la dignidad del hombre, entendida esta en su magnitud espiritual y material, en fin la Justicia social. Lo que interesa a un sistema democrático es preservar esos principios, independientemente de las instituciones que se adopten.
La democracia participativa contemporánea aparece como un sistema que propicia la creación de instituciones lo suficientemente fuertes y ágiles que permiten la participación efectiva del pueblo en las decisiones políticas y en los productos del desarrollo económico, eso es el socialismo del siglo XXI.
Además, la democracia representativa y la democracia participativa son dos realidades psicológicas diferentes. El sistema de participación cree en el ciudadano, en la discusión, en el dialogo, en la libertad, en el pluralismo. El sistema representativo, mantiene la hegemonía de los partidos políticos y la exclusión de otros en el proceso político, el monopolio de la representación democrática y de la participación política.

La nueva Democracia Revolucionaria  
De acuerdo con su significado original, democracia quiere decir gobierno del pueblo por el pueblo. El término democracia y sus derivados provienen, en efecto, de las palabras griegas demos (pueblo) y cratos (poder o gobierno). La democracia es, por lo tanto, una forma de gobierno, un modo de organizar el poder político en el que lo decisivo es que el pueblo no es sólo el objeto del gobierno lo que hay que gobernar sino también el sujeto que gobierna. Se distingue y se opone así clásicamente al gobierno de uno la monarquía o monocracia o al gobierno de pocos -la aristocracia y oligarquía. En términos modernos, en cambio, se acostumbra oponer la democracia a la dictadura, y más generalmente, a los gobiernos autoritarios. En cualquier caso, el principio constitutivo de la democracia es el de la soberanía popular, o en otros términos, el de que el único soberano legítimo es el pueblo.

Concepto novedoso de Soberanía
Para entender este principio conviene aclarar, primero, el significado de la palabra soberanía. En el desarrollo de las complejas sociedades nacionales modernas surgió la necesidad de contar con un poder centralizado, capaz de pacificar y someter dentro de un territorio determinado tanto a los poderes ideológicos -iglesias, universidades, medios de comunicación, entre otros, como a los poderes económicos -grupos financieros, empresariales, corporaciones, - mediante la monopolización de la violencia legítima. Emergió así el Estado político moderno como instancia de defensa de la unidad nacional tanto frente a las amenazas externas como a los peligros internos de disgregación. Para ello dicha instancia tuvo que afirmar su poder como poder soberano, es decir, superior políticamente al de cualquier otro poder, tanto externo como interno.

Construyendo el Estado de Justicia
Y para finalizar debemos indicar que con relación al vocablo Estado de Justicia, el tiempo dirá su contenido, su desarrollo, por cuanto jurídicamente aparece por vez primera en el hemisferio occidental, precisamente en Venezuela, y como bien lo expresa la exposición de motivos de nuestra Constitución Bolivariana, por ser un valor superior, se podría encuadrar en el ideario Bolivariano, al expresar que el mejor sistema de gobierno es aquel que le proporciona al pueblo la mayor suma de felicidad posible.
San Cristóbal, agosto del 2009.